sábado, 18 de diciembre de 2010

Narraciones ficticias 22


NO CRUCEN LAS VIDAS



Era por mayo. Aún no hacía calor, pero un alma tentada de extravío, debió ser tocada por algún rayo, de mayo o de sol.
Tocado por alguna ballesta, el conductor del convoy, extravió las vías y las horas; si las de él, también de los viajeros, que atónitos asistían a un agujero del día, o del tiempo.


“Les habla el conductor” se oyó decir a una voz. El agujero decía que estaban en un avión, más los ojos veían cables y vías.


“Les habla el conductor, les tengo que decir que me he equivocado” y el asombro apareció en la cara de todos “me he equivocado de vía y no vamos a A.”

Sonrisas sorprendidas miraban el reloj.
La voz se había callado y con el pasmo en el gesto, empezaron las preguntas ¿ Es esto verdad? O…Antes de terminar, la voz.

“ Les habla el conductor. Vamos a entrar en M.A. y ahí ustedes cogen otro tren para A. No se preocupen, no se pierden. Ustedes vayan detrás de mi, que yo también voy”.


Incrédulos, o tal vez descreídos, comenzaron las llamadas, la conversación se avivó.
El agujero se expandía junto con la voz. “Señores viajeros, les habla de nuevo el conductor. Les voy a pedir un favor. Que no me denuncien, porque me pondrán una sanción y estoy casado y tengo dos hijos”.


Inaudito.

Curtidos en la escucha de la plegaria limosnera, habían de consentir a la mayor.
Mayo entraba por las ventanas, no se veían trigos encañar, el vagón no se movía, habían pasado más de veinte minutos, y parecía que sí, que…


“Les habla el conductor. Me acaban de comunicar que la sanción son tres días sin empleo y sueldo”


Habrían de consentir que llegarían tarde al trabajo, la cita tendría que retrasarse, pues ya no llego a, o tendré que pedir un justificante.
Es mayo y la avecica canta.


“Soy el conductor de nuevo. Me dicen que la sanción es un mes sin empleo y sueldo. Un mes”


Rendidos totalmente a la súplica. Un susurro ¡que le digan que sí!
Caía mayo en el entramado de vías, los lomos del barranco, campos de amapola.


“Señores, les habla el conductor. Les llevo a A.”


Los murmullos y los corrillos se calman.
La luz se inclina al mediodía y un silencio enamorado del agujero del tiempo o de mayo, preside la vuelta.
El albor ha pasado, la avecica se extravió.