viernes, 12 de junio de 2009

Narraciones ficticias 8



PARPADEO




Abro los ojos al verte caminar por la estación de Orcasitas. Has engordado, has perdido aquel perfil atractivo, pero conservas la pícara sonrisa de siempre.
Hay un momento donde el tren detenido permite un instante de observación en tu caminar. Luego te fugas. Cuando el tren arranca coincido tres segundos con tu trayectoria. Te pierdo antes de que tu me pierdas.
El tiempo secó las humedades provocadas por tu mirada azul, borró tu sonrisa insinuante y canceló la ventanilla por la que asomaban tus labios carnosos que en las mañanas ataban nuestras vidas separadas.
Cierro los ojos.
Atocha, se anuncia.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Leídos también tus veranos nevados (¿existe mayor contraste?), aprecio en esta octava entrega grandes dosis de desencanto, los efectos del paso del tiempo sobre los cuerpos y el corazón.

Josep

Carelia dijo...

Gracias Josep por tu comentario y por tu seguimiento y quizá el desencanto mayor no es con el tiempo sino con este social, económico, político y cultural presente estafador, chato y ramplón que tenemos que soportar. Ficcionemos, pues.

Anónimo dijo...

Cara mía, solidaridad total a las miradas furtivas o directas,en la C-5 camino de Atocha, comprimidos en despertares y cuerpos, y humedades imaginadas,y ese deseo frustrado minutos antes de fichar, yo en mi caso las pongo mote, "la supermadre", "ojostiernos","las gemelas" y cuando me faltan en el vagón me fastidia. De nuevo en la Diana con esa sinceridad mañanera y mágica. un Beso.

La Calaca. (la sonoridad la dá el hueso).

Carelia dijo...

Rendida me quedo a tu poderío literario, Calaca, permiteme llamarte sin el artículo que tal vez merezcas, ya sabes que sólo las grandes divas (o las lumis)son merecedoras de él. Me rindo a tu anonimato y a tus gratos comentarios. Me gusta tu aire zumbón en el bautizo de las agraciadas por tu mirada y que la carne sea aire para que el sonido nos alcance.