viernes, 22 de mayo de 2009
Narraciones ficticias 6
Ella acude puntual a ver como se mueve entre las mesas. A esquinar su mirada y contemplar lo que parece un perfil griego. Sabe de la tontería de esas miradas que no llega a discernir, si en él, son intencionadas. Ella siente su presencia y se reconforta. Imagina voluptuosidades impronunciables. El es serio, de los fríos que emiten calor. Quisiera besarle y tener su mirada dentro. Su piel aceitunada excita sus ojos y piensa para él noches frenéticas y sin finales. Cuando él no mira le sabe a la expectativa. Delgado, cimbrea su cadera y sin querer entre los juncos a orillas del río encuentran hierbabuena y sauces con su ligera brisa soplando.
Aquí estamos alentando la ilusión de lo eterno.
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4 comentarios:
Alentando la ilusión de lo eterno. Bonito propósito, Carelia.
Josep
Pues ahí lo intentamos Giuseppe, que tu ya sabes que lo eterno es el instante. Y por cierto leí tu comentario de los "gossos", de los perros y la ordananza madrileña, ellos si que parece que ni un instante para su natural libertad. En fin, sigamos con la ilusión
Carelia,región distante entre Finlandia y Rusia, aunque nuestros encuentros se alargan y retuercen entre los meses y los años, nunca te sentí distante, ni por supuesto fría, como debe de ser esa singular región,... pues te siento mas, como la brisa de un viento del sur, suave, con la frescura del olor a huerta recien cavada, inundada por borbotones de agua de la acequia.
Gracias anónimo lector, Carelia siente alegría de que la existencia de su nombre perimita la creación de tan bellas imágenes. Se esforzará para que quien la lee siga pensando en el cultivo de la vida.
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